UN CUADERNO DE BOCETOS DE MI PRÁCTICA COTIDIANA…
O UN DIARIO DE VIAJE.
A long trip around Latinoamerica:
_Looking around my bedroom. (Caracas)
_A house frien, talking about the trip. (Caracas)
_Mataphoric bridge-. (Sartenegas, Universidad Simón Bolívar)
_Italian Consulate. (Caracas)
_International Airport vs. Bogota restaurant. (La Guaira, Venezuela vs. Bogota)
_Thinking about some objects design in La Guaira Airport. (La Guaira, Venezuela)
_Bolivia International Airport, still thinking about some design objects... Museo de Bellas Artes... Universidad de Santiago de Chile. (Bolivia - Chile)
_Drinking and others species. (Santiago de Chile)
_Orange juice and a good coffe. (Valdivia bread and breakfast)
_Vulcano on our way. (Puerto Varas)
_Fresh air in Buenos Aires. (Recoleta - Buenos Aires)
_More fresh air at Cortazar square. (Palermo - Buenos Aires)
UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR
DEPARTAMENTO DE ARQUITECTURA, DISEÑO Y ARTES PLÁSTICAS.
PUBLICACIÓN.
PROF. RAFAEL REVERÓN-POJÁN
ENSAYO:
UN CUADERNO DE BOCETOS DE MI PRÁCTICA COTIDIANA…
O UN DIARIO DE VIAJE.
RESUMEN:
El dibujo es una de nuestras principales herramientas de expresión. Algunos de nosotros conocemos, entendemos y construimos nuestro mundo gracias a las posibilidades comunicativas del dibujo. El presente ensayo desarrolla algunas ideas fundamentales que dan sentido a esta actividad: semejanza e interpretación, necesidad de expresión visuales, etcétera. Nos preguntamos ¿Por qué dibujar? desde la necesidad de documentar nuestro transito por lo cotidiano, por lo obvio, por los espacios que habitamos y ocupamos en nuestro día a día.
PROF. RAFAEL REVERÓN-POJÁN
ENSAYO:
UN CUADERNO DE BOCETOS DE MI PRÁCTICA COTIDIANA…
O UN DIARIO DE VIAJE.
RESUMEN:
El dibujo es una de nuestras principales herramientas de expresión. Algunos de nosotros conocemos, entendemos y construimos nuestro mundo gracias a las posibilidades comunicativas del dibujo. El presente ensayo desarrolla algunas ideas fundamentales que dan sentido a esta actividad: semejanza e interpretación, necesidad de expresión visuales, etcétera. Nos preguntamos ¿Por qué dibujar? desde la necesidad de documentar nuestro transito por lo cotidiano, por lo obvio, por los espacios que habitamos y ocupamos en nuestro día a día.
¿POR QUÉ DIBUJO?
En principio dibujo porque es la vía más “natural” para expresar o transformar lo que imagino en un objeto concreto que me pide existir afuera de mi. Hacer un dibujo sobre una hoja de papel en blanco es como escribir o nombrar lo imaginado. Antonio Martorell bien lo define así: “Dibujar es escribir sin tener que describir. Así va creciendo un vestido hecho a la medida del objeto deseado.”(1). Es difícil precisar exactamente cuando aprendimos este movimiento tan particular que la mano despliega al dibujar, un ir y venir. Sin mucha conciencia un día el movimiento es fluido, el lápiz o la pluma va como rasgando lo blanco del papel, las rayas se solapan unas a otras y una extraña caligrafía se desdobla y se hace forma sobre la superficie pálida. Línea tras línea se construye una imagen, al principio sin sentido, luego tras un par de rayas más se completa un “algo”, y éste, encuentra su similitud en nuestra mente y se reconoce como forma, objeto, espacio o sentido. A través del dibujo “rayamos” una prosa que pareciese expresarse en códigos universales. Vamos escribiendo una historia sin tener que describirla, no hay una cronología que establezca principios o fines, la imagen se nos presenta completa en su lectura y comprensión. El dibujo viene con esa fuerza de la síntesis, de lo esencial, de lo mínimo en el entendimiento de una idea o imagen. El dibujo, en principio, son unas pocas líneas que hacen perder la continuidad del blanco que viene con la hoja de papel, estas pocas líneas esbozan los primeros rasgos de la imagen. Imaginación y dibujo pueden encontrar su sentido en una extraña coincidencia que se debate entre interpretación y similitud.
Las imágenes están en mi mente, porque uno es, el que mira, observa e imagina. Mi mano “dibuja” y libra una batalla por traducir los contenidos creados por la imaginación. Este “rayar sobre la hoja de papel” traduce e interpreta estos contenidos condenándolos finalmente a lo físico, a la primera posibilidad de errar o acertar. Este entramado de líneas transforma en “objeto” lo imaginado. Este objeto ahora, yace sobre el papel y no pertenece ya a lo efímero de la mente del “sujeto”, pues ahora las imágenes visualizadas se arman y se despliegan sobre el papel, construyendo un documento que evidencia una “existencia”.
Las líneas en el papel empiezan a crear extrañas “similitudes”. En esta especie de acrobacia conjunta entre errar y acertar, en esta similitud entre dibujo e imaginación, observación y movimiento de la mano, papel y trazo, blanco y negro; empezamos a encontrar la impronta que hace del dibujar una actividad que nos ha acompañado desde el principio de nuestra historia. El dibujo se convierte en un arte universal y recurrente en todos los tiempos.
Al preguntarme ¿Por qué dibujo? No puedo dejar de hacer una relación entre dibujo y caligrafía. Papel, lápiz, bolígrafo, tinta, el movimiento de la mano, la mente que construye imágenes, cuantas similitudes entre el dibujo y la caligrafía. Ya decíamos que el dibujo es como un “escribir sin tener que describir”(2). Así, la escritura y el dibujo las consideramos dos de las actividades sobresalientes en el arte de “nombrar” lo que la mente imagina y observa, creándose un fuerte vínculo entre estas dos actividades. Me pregunto entonces: ¿Por qué prefiero dibujar que escribir? Nacemos y comienza una larga historia en la expresión del Ser, pero sin duda alguna, primero dibujamos y después escribimos, este es, en términos generales, el transito que la gran mayoría de nosotros experimentamos en la incorporación del individuo a la sociedad. Entonces el escribir se parece al dibujar, primero la mano y la imaginación se entrena con el dibujo y se estructura un verdadero sistema de representación y de expresión, luego, y mucho después aprendemos a escribir y a leer. Durante nuestros primeros años de vida el dibujo es una de nuestras primeras herramientas de expresión. El dibujo se caracteriza por la “creación de imágenes y formas” y logra crear las llamadas “abstracciones simbólicas” que son tan útiles en los sistemas de comunicación visual, como en la “señalética” y la “infografía”. Los dibujos de los niños narran su imaginario, sus alegrías y pesares, su cotidiano y su mundo íntimo se describe entre líneas, formas y colores. El dibujar es un proceso que se presenta en el individuo como parte de su evolución “natural”, es casi una actividad que viene en nuestra genética, en la condición misma del ser, en la necesidad humana de expresarse, de crear objetos.
El dibujar está fuertemente vinculado a la época en que comenzábamos a conocer, nombrar y experimentar el espacio que nos rodea, las cosas, los objetos. El limite de nuestra vista se expande al igual que las funciones de observación se especializan. Primero dibujamos “garabatos”, luego éstos se hacen formas “reconocibles”, rayones que expresan el desarrollo motor y psíquico del individuo, la mano y la mente. Formas abstractas, figuras humanas, cosas y objetos, de lo cercano a lo lejano, el dibujo sufre una transformación, de un “sin sentido” o abstraccionismo a un estado figurativo con una fuerte tendencias anecdótica. Dibujamos lo que la mente explora, dibujamos como pensamos, como imaginamos. Así nos preguntamos, ¿No es dibujar una manera de conocer el universo que nos rodea?, ¿Qué parecido existe entre el proceso de dibujar y la forma en que imaginamos el mundo?, ¿Dibujar lo que miramos, observamos o imaginamos pudiera ser un proceso de crear conocimiento alrededor de lo mirado, observado o imaginado? Las respuestas a estas interrogantes se encuentran en nuestras experiencias, todos hemos experimentado dibujar lo imaginado, lo observado, dibujar una idea, una dirección, un esquema, etcétera. Todos hemos experimentado la frustración o satisfacción cuando comparamos nuestro dibujo con el modelo. “Ensayo y error” buscando una similitud entre modelo y dibujo, extraña frustración que estimula la necesidad de dar continuidad a este proceso de creación. Comparar imágenes contra imaginario, encontrar similitudes y diferencias, dar diferentes vistas al objeto, realizar otro dibujo, luego otro, otro…
¿Qué dibujo? Se dibuja lo que se ve o lo que se imagina o ambas. Al ver algo y reconocerlo como un “algo” se activa el proceso de observación y lo mirado se convierte en lo observado. Mirar es captar imágenes o estímulos a través de nuestros ojos sin que éstas, necesariamente, contengan información o estén relacionadas con otras imágenes o ideas. Para dibujar se requiere lograr un proceso de observación, porque éste transforma lo mirado en “relaciones”, en “vínculos”, lo observado empieza a formar parte del cúmulo de mis “conocimientos”. Cuando uno observa, las relaciones se activan, las imágenes, la información, cada parte de lo mirado entra en relación con el todo con la memoria visual, empezamos a conocer y a reconocer el universo que nos rodea. Con la observación nos adentramos en un sistema, en un entramado de relaciones complejas, cargamos o dotamos “lo mirado” de una serie de códigos, signos y significados. Dibujar lo observado es hacer consciente estas intrincadas relaciones del mundo visual, de esta manera, podríamos pensar, que dibujar también es crear y desarrollar el conocimiento.
Cuando lo dibujado se iguala a lo imaginado. “Lo uno” se asemeja a “lo otro” y este parecido otorga al dibujo un carácter extraordinario fundado en “la semejanza”. Quizás ésta, es una manera de atrapar o conquistar los contenidos que se esconden en la dimensión de lo imaginado. La semejanza es un valor de nuestra cultura, ha sido una manera de intentar comprender y categorizar el mundo que nos rodea, este valor se fortaleció en la época clásica, Foucault en “Las Palabras y las Cosas” en su capitulo dos: “La Prosa del Mundo”, nos habla de esta fuerza de la semejanza, “Hasta fines del siglo XVI, la semejanza ha desempeñado un papel constructivo en el saber de la cultura occidental. En gran parte, fue ella la que guió la exégesis e interpretación de los textos; la que organizó el juego de los símbolos, permitió el conocimiento de las cosas visibles e invisibles, dirigió el arte de representarlas. El mundo se enrollaba sobre sí mismo: la tierra repetía el cielo, los rostros se reflejaban en las estrellas y la hierba ocultaba en sus tallos los secretos que servían al hombre. La pintura imitaba al espacio. Y la representación ¬ -ya fuera fiesta o saber- se daba como repetición: teatro de la vida o espejo del mundo.”(3) Aquí encontramos una lógica de las semejanzas en el acto de dibujar. La semejanza pareciese dotar al dibujo de esa áurea mágica, “lo uno” encuentra similitud y se ve reflejado en “lo otro”, ya sea “lo uno” imaginación o realidad, cada pequeña señal en el dibujo nos conduce a una existencia y la distancia entre éstas, crea su propio sistema que valoriza al dibujo.
Un dibujo siempre será una interpretación que se manifiesta en términos visibles. Así, el dibujo se convierte también en imagen o reflejo de su creador, de la época, de la historia. El dibujo es una extensión del universo interno del dibujante. En las imperfecciones de la interpretación encontramos presente “al ser creador y su tiempo”, el espíritu, las dolencias y alegrías de éste, cada detalle aquí nos devela los valores de una cultura; el creador como en otras de las bellas artes se convierte en testigo, de esta manera el dibujo se hace un documento universal.
Quizás el dibujo se debate entre estas dos tensiones “la semejanza” en un extremo y en el otro “la interpretación”. La semejanza cautiva y acerca el dibujo a la realidad, a la existencia que da la génesis de esta extraña necesidad de construir documentos, objetos. La semejanza vincula el dibujo con la cosa, territorio, geografía, idea o imagen. Por el contrario la interpretación vincula al dibujo con su creador, con el individuo, con lo intimo, con la mano que mancha la hoja, con la tinta que tiembla y describe sutilmente el universo interno y psíquico del ser que empuña la pluma o el grafito. La interpretación es tema fundamental en el dibujo, ésta se caracteriza por hacer una síntesis visual. Semejanza e interpretación son dos de los ejes fundamentales del dibujo, la tensión entre éstas dos variables construye ese diálogo entre lo interno y lo externo, dota al dibujo de una fuerza poética, nos muestra la cosa sin tener que nombrarla, nos habla sin tener que escuchar, nos “escribe sin tener que describir”(4), el dibujo entre “semejanza” e “interpretación” constituye un documento fundamental en la expresión del Ser.
¿QUÉ DIBUJO?
Dibujo para delimitar mi espacio, para habitarlo, para ocuparlo. “Así, una cierta historia de mis gustos (su permanencia, su evolución, sus fases) se inscribirá en este proyecto. Con mayor precisión, se tratará una vez más de un modo de delimitar mi espacio, de una aproximación algo oblicua a mi práctica cotidiana, un modo de hablar de mi trabajo, mi historia, mis preocupaciones, un esfuerzo para asir algo que pertenece a mi experiencia, no en el nivel de sus reflejos lejanos, sino en el corazón de su emergencia.” (5) Así, Georges Perec plantea, un camino en el desarrollo de una “sociología” del cotidiano, en este ensayo titulado “Notes Concerning the Objects that are on my Work-table” la historia es narrada exponiendo las maneras y formas en que estamos construyendo y ocupando nuestros espacio a través de las cosas y los objetos. Perec se vale del nombrar los objetos para desarrollar su experimento literario, construyendo y ocupando el espacio desde el territorio de las palabras, estructurando un dilema: ¿cómo construimos ese espacio cotidiano? y ¿cómo lo ocupamos desde el corazón de lo obvio? Mi trabajo se apropia de esta estructura para generar un cúmulo de temas, un repertorio de “excusas” para dibujar. Mi dibujo es simple, intenta armar esta especie de “sociología” cotidiana, nombrando el mundo circundante desde la caligrafía del dibujo. Mi experimento dibuja el espacio que habito, dibuja los objetos y formas que hablan de mi existencia. Trabajo sobre la narrativa de “lo obvio”. Hago uso de la síntesis del dibujo para que las formas conforman mi cotidiano se expresen desde “el corazón de su emergencia”(6).
Mi experimento quiere hacerse del dibujo como sistema de expresión del Ser para discernir esta “sociología del cotidiano”, quiere responder, al igual que Perec, primeramente: ¿Cómo habitamos el espacio, los objetos y las cosas que narran nuestra forma de vivir, de ocupar, de existir?, segundo ¿Cómo el espacio y los objetos se estructuran?, finalmente ¿Cómo estas interrogantes se expresan a través de las metáforas del dibujo, cómo este medio de representación pudiera narrar y apropiarse de mi tránsito por el día a día? Yo dibujo “lo obvio” que se hace forma en los espacios, objetos y cosas solapándose unas a otras en la construcción de mi espacio y tiempo.
EL EXPERIMENTO… O CRÓNICA VISUAL DE UN DIARIO DE VIAJE.
En el año 2003, en uno de mis viajes a la ciudad de Bogota en Colombia, visité el Museo Nacional de La Historia, allí encontré en una exposición, un álbum de dibujos que me cautivo por su relativa coincidencia con un diario que yo estaba realizando en este viaje. Este cuaderno de dibujos narra y documenta “La Campaña Liberal”, durante la guerra de los mil días en Colombia, durante el año de 1900. Su autor, un “patriota dibujante” llamado por sus compañeros de campaña “El Peregrino Rivera” y de nombre: Rivera Arce (7). En este “Diario de Batalla” se observan imágenes de personas, situaciones, objetos, paisajes y eventos que son testigo de lo ocurrido en aquella guerra, vemos como “el Peregrino Rivera” dibuja con gran destreza y sensibilidad los rostros de los patriotas, sus vestimentas, algunas imágenes de las batallas y una serie muy variada de distintas situaciones que personifican aquel ejército durante los mil días de batalla.
Encontrarme con este “diario de batalla” fue una revelación, yo me encontraba trabajando en la realización de dibujos que documentaran mi viaje por la ciudad de Bogota y aquí encontraba un cuaderno repleto de dibujos realizados a lápiz, creando de una manera sutil y hermosa, un documento, dando existencia a un tiempo, un espacio y unos hechos, que de no ser por este álbum, no conoceríamos hoy en día. El Peregrino Rivera observa y dibuja poniendo atención en lo “obvio y en lo cotidiano” de este tiempo de batalla. En estos dibujos no encontramos ninguna intención de documentar situaciones “importantes o trascendentes”, es una colección, en su mayoría de dibujos cotidianos. El dibuja con la actitud de quien sale a dar un paseo, caminar un rato sin tener rumbo, sin ninguna idea preestablecida. No hay objetivos o fines, dibuja lo que observa en sus ratos de descanso. Aquí es donde mis dibujos se ven en el reflejo de la cotidianidad asumida en los dibujos del Peregrino Rivera Arce. Mi tiempo para dibujar en este viaje son mis momentos de descanso y dibujo lo que desde mi descanso puedo observar. En este viaje y del encuentro con los dibujos del “Peregrino Rivera” surge la idea de hacer un experimento mayor, se mezclan los textos de Perec con la guerra de los mil días, se da una fusión entre una “sociología del cotidiano” con un dibujante patriota que cambia su arma por una libreta de dibujos y un lápiz. Mi propio viaje empieza por re-observar lo “obvio” y lo “cotidiano” como una expresión fidedigna de las formas en que estamos construyendo y ocupando nuestras ciudades.
Mis dibujos muestran nuestros espacios y objetos. Son documentos que nos hablan de la vida y de la actividad que se da allí, en el lugar donde me detengo un rato a observar y a dibujar. No hay sentidos predeterminados. Ellos son una colección de dibujos e imágenes sin encuadre, son una especie de imágenes de una cámara que se dispara sin motivo, sin la intención de hacer una “buena” fotografía. Las líneas y las formas van nombrando el espacio que transito, la mirada observa desde el movimiento, desdoblando un levantamiento que en ocasiones tiende a ser minuciosamente descriptivo.
Dibujo lo próximo, lo que veo allí, cerca de mi, lo que esta cerca de mi mano, de mi cuaderno de viaje. Dibujo los espacios y objetos que conviven en mi cercanía: mi habitación, lo que encuentro dentro de la gaveta de mi mesa de noche, mi casa, lo que miro desde mi balcón, mi mesa de trabajo, el cubículo en donde paso largas horas del día trabajando en la universidad, pasillos, la biblioteca central de la universidad, lo que observo en los paseos por los jardines, salas de lecturas, salas de préstamos de libros, escaleras, anaqueles, libros, archivos, ficheros, espacios de descanso, librerías, las cosas que la gente posa sobre las mesas en las reuniones de trabajo, un baño, las cosas que están dentro de una cesta de basura, mis libros, un almuerzo, una ventana, las butacas de un avión, la sala de espera en un aeropuerto, un viaje, un dibujo y luego otro, otro y otro… la casa de Neruda en Valparaíso y en Isla Negra, un café, una calle, un edificio, una mesa con una taza de café sin café, una fuente de agua sin agua, un puente, una espera, un bar en el barrio Brasil en Santiago de Chile, otra calle, otro edificio, una pared, un muro, una plaza en Bariloche Argentina, un desayuno, otro almuerzo, un dibujo, otro dibujo, otra papelera en el subterráneo en Buenos Aires, otra espera en la plaza Cortaza, otro dibujo, otro viaje, un busto de Bolívar en un pueblo perdido al occidente de Venezuela llamado Calderas, otra espera en un restaurante, el mercado central de Mérida, una cena, una conferencia, una conversación… un dibujo tras otro, se va armando el recorrido, el movimiento, el tiempo, el espacio, entrelazando las formas en que habitamos y vivimos, nuestros espacios, objetos y cosas de nuestro tiempo.
Este ensayo quiero concluirlo nombrando tangencialmente un tema esencial en el dibujo, uno que esta relacionado con las necesidades y la energía que lleva al dibujante a invertir largas horas en su labor, éste se refiere a una profundidad, al sentido. Para cerrar quiero parafrasear idea que toca ese centro motor, quiero deformar una idea de Juan José Gómez Molina en su libro “los Nombres del Dibujo” donde nos dice: “Nombrar es la acción primordial con la que iniciamos nuestra cadena de intentos por poseer las cosas, pero sobre todo, es la forma mas radical de calmar nuestra ansiedad ante lo desconocido.” (8) Aquí, me he permitido cambiar “nombrar” por dibujar y así, decir finalmente: “Dibujar es la acción primordial con la que iniciamos nuestra cadena de intentos por poseer las cosas, pero sobre todo, dibujar es la forma mas radical de calmar nuestra ansiedad ante lo desconocido.”
Calmar dibujando, poseer dibujando, habitar dibujando, conocer dibujando, atrapar dibujando, ocupar dibujando, vivir dibujando. Escribir mi transito sin tener que describirlo, solo dibujando.
:::RAFAEL REVERÓN-POJÁN / UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR::: JUNIO - 2006.
En principio dibujo porque es la vía más “natural” para expresar o transformar lo que imagino en un objeto concreto que me pide existir afuera de mi. Hacer un dibujo sobre una hoja de papel en blanco es como escribir o nombrar lo imaginado. Antonio Martorell bien lo define así: “Dibujar es escribir sin tener que describir. Así va creciendo un vestido hecho a la medida del objeto deseado.”(1). Es difícil precisar exactamente cuando aprendimos este movimiento tan particular que la mano despliega al dibujar, un ir y venir. Sin mucha conciencia un día el movimiento es fluido, el lápiz o la pluma va como rasgando lo blanco del papel, las rayas se solapan unas a otras y una extraña caligrafía se desdobla y se hace forma sobre la superficie pálida. Línea tras línea se construye una imagen, al principio sin sentido, luego tras un par de rayas más se completa un “algo”, y éste, encuentra su similitud en nuestra mente y se reconoce como forma, objeto, espacio o sentido. A través del dibujo “rayamos” una prosa que pareciese expresarse en códigos universales. Vamos escribiendo una historia sin tener que describirla, no hay una cronología que establezca principios o fines, la imagen se nos presenta completa en su lectura y comprensión. El dibujo viene con esa fuerza de la síntesis, de lo esencial, de lo mínimo en el entendimiento de una idea o imagen. El dibujo, en principio, son unas pocas líneas que hacen perder la continuidad del blanco que viene con la hoja de papel, estas pocas líneas esbozan los primeros rasgos de la imagen. Imaginación y dibujo pueden encontrar su sentido en una extraña coincidencia que se debate entre interpretación y similitud.
Las imágenes están en mi mente, porque uno es, el que mira, observa e imagina. Mi mano “dibuja” y libra una batalla por traducir los contenidos creados por la imaginación. Este “rayar sobre la hoja de papel” traduce e interpreta estos contenidos condenándolos finalmente a lo físico, a la primera posibilidad de errar o acertar. Este entramado de líneas transforma en “objeto” lo imaginado. Este objeto ahora, yace sobre el papel y no pertenece ya a lo efímero de la mente del “sujeto”, pues ahora las imágenes visualizadas se arman y se despliegan sobre el papel, construyendo un documento que evidencia una “existencia”.
Las líneas en el papel empiezan a crear extrañas “similitudes”. En esta especie de acrobacia conjunta entre errar y acertar, en esta similitud entre dibujo e imaginación, observación y movimiento de la mano, papel y trazo, blanco y negro; empezamos a encontrar la impronta que hace del dibujar una actividad que nos ha acompañado desde el principio de nuestra historia. El dibujo se convierte en un arte universal y recurrente en todos los tiempos.
Al preguntarme ¿Por qué dibujo? No puedo dejar de hacer una relación entre dibujo y caligrafía. Papel, lápiz, bolígrafo, tinta, el movimiento de la mano, la mente que construye imágenes, cuantas similitudes entre el dibujo y la caligrafía. Ya decíamos que el dibujo es como un “escribir sin tener que describir”(2). Así, la escritura y el dibujo las consideramos dos de las actividades sobresalientes en el arte de “nombrar” lo que la mente imagina y observa, creándose un fuerte vínculo entre estas dos actividades. Me pregunto entonces: ¿Por qué prefiero dibujar que escribir? Nacemos y comienza una larga historia en la expresión del Ser, pero sin duda alguna, primero dibujamos y después escribimos, este es, en términos generales, el transito que la gran mayoría de nosotros experimentamos en la incorporación del individuo a la sociedad. Entonces el escribir se parece al dibujar, primero la mano y la imaginación se entrena con el dibujo y se estructura un verdadero sistema de representación y de expresión, luego, y mucho después aprendemos a escribir y a leer. Durante nuestros primeros años de vida el dibujo es una de nuestras primeras herramientas de expresión. El dibujo se caracteriza por la “creación de imágenes y formas” y logra crear las llamadas “abstracciones simbólicas” que son tan útiles en los sistemas de comunicación visual, como en la “señalética” y la “infografía”. Los dibujos de los niños narran su imaginario, sus alegrías y pesares, su cotidiano y su mundo íntimo se describe entre líneas, formas y colores. El dibujar es un proceso que se presenta en el individuo como parte de su evolución “natural”, es casi una actividad que viene en nuestra genética, en la condición misma del ser, en la necesidad humana de expresarse, de crear objetos.
El dibujar está fuertemente vinculado a la época en que comenzábamos a conocer, nombrar y experimentar el espacio que nos rodea, las cosas, los objetos. El limite de nuestra vista se expande al igual que las funciones de observación se especializan. Primero dibujamos “garabatos”, luego éstos se hacen formas “reconocibles”, rayones que expresan el desarrollo motor y psíquico del individuo, la mano y la mente. Formas abstractas, figuras humanas, cosas y objetos, de lo cercano a lo lejano, el dibujo sufre una transformación, de un “sin sentido” o abstraccionismo a un estado figurativo con una fuerte tendencias anecdótica. Dibujamos lo que la mente explora, dibujamos como pensamos, como imaginamos. Así nos preguntamos, ¿No es dibujar una manera de conocer el universo que nos rodea?, ¿Qué parecido existe entre el proceso de dibujar y la forma en que imaginamos el mundo?, ¿Dibujar lo que miramos, observamos o imaginamos pudiera ser un proceso de crear conocimiento alrededor de lo mirado, observado o imaginado? Las respuestas a estas interrogantes se encuentran en nuestras experiencias, todos hemos experimentado dibujar lo imaginado, lo observado, dibujar una idea, una dirección, un esquema, etcétera. Todos hemos experimentado la frustración o satisfacción cuando comparamos nuestro dibujo con el modelo. “Ensayo y error” buscando una similitud entre modelo y dibujo, extraña frustración que estimula la necesidad de dar continuidad a este proceso de creación. Comparar imágenes contra imaginario, encontrar similitudes y diferencias, dar diferentes vistas al objeto, realizar otro dibujo, luego otro, otro…
¿Qué dibujo? Se dibuja lo que se ve o lo que se imagina o ambas. Al ver algo y reconocerlo como un “algo” se activa el proceso de observación y lo mirado se convierte en lo observado. Mirar es captar imágenes o estímulos a través de nuestros ojos sin que éstas, necesariamente, contengan información o estén relacionadas con otras imágenes o ideas. Para dibujar se requiere lograr un proceso de observación, porque éste transforma lo mirado en “relaciones”, en “vínculos”, lo observado empieza a formar parte del cúmulo de mis “conocimientos”. Cuando uno observa, las relaciones se activan, las imágenes, la información, cada parte de lo mirado entra en relación con el todo con la memoria visual, empezamos a conocer y a reconocer el universo que nos rodea. Con la observación nos adentramos en un sistema, en un entramado de relaciones complejas, cargamos o dotamos “lo mirado” de una serie de códigos, signos y significados. Dibujar lo observado es hacer consciente estas intrincadas relaciones del mundo visual, de esta manera, podríamos pensar, que dibujar también es crear y desarrollar el conocimiento.
Cuando lo dibujado se iguala a lo imaginado. “Lo uno” se asemeja a “lo otro” y este parecido otorga al dibujo un carácter extraordinario fundado en “la semejanza”. Quizás ésta, es una manera de atrapar o conquistar los contenidos que se esconden en la dimensión de lo imaginado. La semejanza es un valor de nuestra cultura, ha sido una manera de intentar comprender y categorizar el mundo que nos rodea, este valor se fortaleció en la época clásica, Foucault en “Las Palabras y las Cosas” en su capitulo dos: “La Prosa del Mundo”, nos habla de esta fuerza de la semejanza, “Hasta fines del siglo XVI, la semejanza ha desempeñado un papel constructivo en el saber de la cultura occidental. En gran parte, fue ella la que guió la exégesis e interpretación de los textos; la que organizó el juego de los símbolos, permitió el conocimiento de las cosas visibles e invisibles, dirigió el arte de representarlas. El mundo se enrollaba sobre sí mismo: la tierra repetía el cielo, los rostros se reflejaban en las estrellas y la hierba ocultaba en sus tallos los secretos que servían al hombre. La pintura imitaba al espacio. Y la representación ¬ -ya fuera fiesta o saber- se daba como repetición: teatro de la vida o espejo del mundo.”(3) Aquí encontramos una lógica de las semejanzas en el acto de dibujar. La semejanza pareciese dotar al dibujo de esa áurea mágica, “lo uno” encuentra similitud y se ve reflejado en “lo otro”, ya sea “lo uno” imaginación o realidad, cada pequeña señal en el dibujo nos conduce a una existencia y la distancia entre éstas, crea su propio sistema que valoriza al dibujo.
Un dibujo siempre será una interpretación que se manifiesta en términos visibles. Así, el dibujo se convierte también en imagen o reflejo de su creador, de la época, de la historia. El dibujo es una extensión del universo interno del dibujante. En las imperfecciones de la interpretación encontramos presente “al ser creador y su tiempo”, el espíritu, las dolencias y alegrías de éste, cada detalle aquí nos devela los valores de una cultura; el creador como en otras de las bellas artes se convierte en testigo, de esta manera el dibujo se hace un documento universal.
Quizás el dibujo se debate entre estas dos tensiones “la semejanza” en un extremo y en el otro “la interpretación”. La semejanza cautiva y acerca el dibujo a la realidad, a la existencia que da la génesis de esta extraña necesidad de construir documentos, objetos. La semejanza vincula el dibujo con la cosa, territorio, geografía, idea o imagen. Por el contrario la interpretación vincula al dibujo con su creador, con el individuo, con lo intimo, con la mano que mancha la hoja, con la tinta que tiembla y describe sutilmente el universo interno y psíquico del ser que empuña la pluma o el grafito. La interpretación es tema fundamental en el dibujo, ésta se caracteriza por hacer una síntesis visual. Semejanza e interpretación son dos de los ejes fundamentales del dibujo, la tensión entre éstas dos variables construye ese diálogo entre lo interno y lo externo, dota al dibujo de una fuerza poética, nos muestra la cosa sin tener que nombrarla, nos habla sin tener que escuchar, nos “escribe sin tener que describir”(4), el dibujo entre “semejanza” e “interpretación” constituye un documento fundamental en la expresión del Ser.
¿QUÉ DIBUJO?
Dibujo para delimitar mi espacio, para habitarlo, para ocuparlo. “Así, una cierta historia de mis gustos (su permanencia, su evolución, sus fases) se inscribirá en este proyecto. Con mayor precisión, se tratará una vez más de un modo de delimitar mi espacio, de una aproximación algo oblicua a mi práctica cotidiana, un modo de hablar de mi trabajo, mi historia, mis preocupaciones, un esfuerzo para asir algo que pertenece a mi experiencia, no en el nivel de sus reflejos lejanos, sino en el corazón de su emergencia.” (5) Así, Georges Perec plantea, un camino en el desarrollo de una “sociología” del cotidiano, en este ensayo titulado “Notes Concerning the Objects that are on my Work-table” la historia es narrada exponiendo las maneras y formas en que estamos construyendo y ocupando nuestros espacio a través de las cosas y los objetos. Perec se vale del nombrar los objetos para desarrollar su experimento literario, construyendo y ocupando el espacio desde el territorio de las palabras, estructurando un dilema: ¿cómo construimos ese espacio cotidiano? y ¿cómo lo ocupamos desde el corazón de lo obvio? Mi trabajo se apropia de esta estructura para generar un cúmulo de temas, un repertorio de “excusas” para dibujar. Mi dibujo es simple, intenta armar esta especie de “sociología” cotidiana, nombrando el mundo circundante desde la caligrafía del dibujo. Mi experimento dibuja el espacio que habito, dibuja los objetos y formas que hablan de mi existencia. Trabajo sobre la narrativa de “lo obvio”. Hago uso de la síntesis del dibujo para que las formas conforman mi cotidiano se expresen desde “el corazón de su emergencia”(6).
Mi experimento quiere hacerse del dibujo como sistema de expresión del Ser para discernir esta “sociología del cotidiano”, quiere responder, al igual que Perec, primeramente: ¿Cómo habitamos el espacio, los objetos y las cosas que narran nuestra forma de vivir, de ocupar, de existir?, segundo ¿Cómo el espacio y los objetos se estructuran?, finalmente ¿Cómo estas interrogantes se expresan a través de las metáforas del dibujo, cómo este medio de representación pudiera narrar y apropiarse de mi tránsito por el día a día? Yo dibujo “lo obvio” que se hace forma en los espacios, objetos y cosas solapándose unas a otras en la construcción de mi espacio y tiempo.
EL EXPERIMENTO… O CRÓNICA VISUAL DE UN DIARIO DE VIAJE.
En el año 2003, en uno de mis viajes a la ciudad de Bogota en Colombia, visité el Museo Nacional de La Historia, allí encontré en una exposición, un álbum de dibujos que me cautivo por su relativa coincidencia con un diario que yo estaba realizando en este viaje. Este cuaderno de dibujos narra y documenta “La Campaña Liberal”, durante la guerra de los mil días en Colombia, durante el año de 1900. Su autor, un “patriota dibujante” llamado por sus compañeros de campaña “El Peregrino Rivera” y de nombre: Rivera Arce (7). En este “Diario de Batalla” se observan imágenes de personas, situaciones, objetos, paisajes y eventos que son testigo de lo ocurrido en aquella guerra, vemos como “el Peregrino Rivera” dibuja con gran destreza y sensibilidad los rostros de los patriotas, sus vestimentas, algunas imágenes de las batallas y una serie muy variada de distintas situaciones que personifican aquel ejército durante los mil días de batalla.
Encontrarme con este “diario de batalla” fue una revelación, yo me encontraba trabajando en la realización de dibujos que documentaran mi viaje por la ciudad de Bogota y aquí encontraba un cuaderno repleto de dibujos realizados a lápiz, creando de una manera sutil y hermosa, un documento, dando existencia a un tiempo, un espacio y unos hechos, que de no ser por este álbum, no conoceríamos hoy en día. El Peregrino Rivera observa y dibuja poniendo atención en lo “obvio y en lo cotidiano” de este tiempo de batalla. En estos dibujos no encontramos ninguna intención de documentar situaciones “importantes o trascendentes”, es una colección, en su mayoría de dibujos cotidianos. El dibuja con la actitud de quien sale a dar un paseo, caminar un rato sin tener rumbo, sin ninguna idea preestablecida. No hay objetivos o fines, dibuja lo que observa en sus ratos de descanso. Aquí es donde mis dibujos se ven en el reflejo de la cotidianidad asumida en los dibujos del Peregrino Rivera Arce. Mi tiempo para dibujar en este viaje son mis momentos de descanso y dibujo lo que desde mi descanso puedo observar. En este viaje y del encuentro con los dibujos del “Peregrino Rivera” surge la idea de hacer un experimento mayor, se mezclan los textos de Perec con la guerra de los mil días, se da una fusión entre una “sociología del cotidiano” con un dibujante patriota que cambia su arma por una libreta de dibujos y un lápiz. Mi propio viaje empieza por re-observar lo “obvio” y lo “cotidiano” como una expresión fidedigna de las formas en que estamos construyendo y ocupando nuestras ciudades.
Mis dibujos muestran nuestros espacios y objetos. Son documentos que nos hablan de la vida y de la actividad que se da allí, en el lugar donde me detengo un rato a observar y a dibujar. No hay sentidos predeterminados. Ellos son una colección de dibujos e imágenes sin encuadre, son una especie de imágenes de una cámara que se dispara sin motivo, sin la intención de hacer una “buena” fotografía. Las líneas y las formas van nombrando el espacio que transito, la mirada observa desde el movimiento, desdoblando un levantamiento que en ocasiones tiende a ser minuciosamente descriptivo.
Dibujo lo próximo, lo que veo allí, cerca de mi, lo que esta cerca de mi mano, de mi cuaderno de viaje. Dibujo los espacios y objetos que conviven en mi cercanía: mi habitación, lo que encuentro dentro de la gaveta de mi mesa de noche, mi casa, lo que miro desde mi balcón, mi mesa de trabajo, el cubículo en donde paso largas horas del día trabajando en la universidad, pasillos, la biblioteca central de la universidad, lo que observo en los paseos por los jardines, salas de lecturas, salas de préstamos de libros, escaleras, anaqueles, libros, archivos, ficheros, espacios de descanso, librerías, las cosas que la gente posa sobre las mesas en las reuniones de trabajo, un baño, las cosas que están dentro de una cesta de basura, mis libros, un almuerzo, una ventana, las butacas de un avión, la sala de espera en un aeropuerto, un viaje, un dibujo y luego otro, otro y otro… la casa de Neruda en Valparaíso y en Isla Negra, un café, una calle, un edificio, una mesa con una taza de café sin café, una fuente de agua sin agua, un puente, una espera, un bar en el barrio Brasil en Santiago de Chile, otra calle, otro edificio, una pared, un muro, una plaza en Bariloche Argentina, un desayuno, otro almuerzo, un dibujo, otro dibujo, otra papelera en el subterráneo en Buenos Aires, otra espera en la plaza Cortaza, otro dibujo, otro viaje, un busto de Bolívar en un pueblo perdido al occidente de Venezuela llamado Calderas, otra espera en un restaurante, el mercado central de Mérida, una cena, una conferencia, una conversación… un dibujo tras otro, se va armando el recorrido, el movimiento, el tiempo, el espacio, entrelazando las formas en que habitamos y vivimos, nuestros espacios, objetos y cosas de nuestro tiempo.
Este ensayo quiero concluirlo nombrando tangencialmente un tema esencial en el dibujo, uno que esta relacionado con las necesidades y la energía que lleva al dibujante a invertir largas horas en su labor, éste se refiere a una profundidad, al sentido. Para cerrar quiero parafrasear idea que toca ese centro motor, quiero deformar una idea de Juan José Gómez Molina en su libro “los Nombres del Dibujo” donde nos dice: “Nombrar es la acción primordial con la que iniciamos nuestra cadena de intentos por poseer las cosas, pero sobre todo, es la forma mas radical de calmar nuestra ansiedad ante lo desconocido.” (8) Aquí, me he permitido cambiar “nombrar” por dibujar y así, decir finalmente: “Dibujar es la acción primordial con la que iniciamos nuestra cadena de intentos por poseer las cosas, pero sobre todo, dibujar es la forma mas radical de calmar nuestra ansiedad ante lo desconocido.”
Calmar dibujando, poseer dibujando, habitar dibujando, conocer dibujando, atrapar dibujando, ocupar dibujando, vivir dibujando. Escribir mi transito sin tener que describirlo, solo dibujando.
:::RAFAEL REVERÓN-POJÁN / UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR::: JUNIO - 2006.
1_ Martorell Antonio. “El Libro Dibujado, el Dibujo Librado”. 1995. Ediciones. Envergadura, Cayey – New York. Puerto Rico.
2_Ibid.
3_Foucualt Michel, “Les mots et les choes, une archéologie des sciences humaines“, Edición Gallimard, 1966. Paris, Francia, p. 26.
4_Martorell Antonio, “El Libro Dibujado, el Dibujo Librado”, Ediciones. Envergadura, 1995. Cayey - New York Puerto Rico.
5_Perec Georges. “Species of Space and Other Pieces” Pinguin Books, 1997 (orgi. 1974), England, p. 147.
6_Ibid. p. 147.
7_González Beatriz. “Artista en tiempos de guerra: Peregrino Rivera Arce, Recuerdos de Campaña” Museo Nacional de Colombia, Editora Arco, 2002, Bogota, Colombia. Álbum que recoge los testimonios gráficos de la dureza de “la guerra de los mil días” 1900.
8_Gómez Molina Juan José. “Los Nombres del Dibujo” Ediciones Cátedra, España 2005, p. 21.
BIBLIOGRAFÍA:
o Bellos David, “Georges Perec, A Life in Words”. Harvill, 1993, Great Britain.
o Ching Francis con Juroszek Steven. “Dibujo y Proyecto” Editorial Gustavo Gili. 1999, Barcelona - España.
o Foucualt Michel, “Les mots et les choes, une archéologie des sciences humaines“. Edición Gallimard, 1966. Paris, Francia.
o Gómez Molina Juan José. “Los Nombres del Dibujo” Ediciones Cátedra, España 2005.
o Gómez Molina Juan José. “El Manual de Dibujo” Ediciones Cátedra, España 2001.
o González Beatriz. “Artista en tiempos de guerra: Peregrino Rivera Arce, Recuerdos de Campaña” Museo Nacional de Colombia, Editora Arco, 2002, Bogota, Colombia.
o Martorell Antonio, “El Libro Dibujado, el Dibujo Librado”. Ediciones Envergadura, 1995. Cayey - New York Puerto Rico.
o Morisot Auguste. “Un pintor en el Orinoco 1886 – 1887”. Editorial Planeta, 2002 Colombia.
o Perec Georges. “Species of Space and Other Pieces”. Pinguin Books, 1997 (orgi. 1974), England.
o Perec Georges. “Pensar Clasifiar”. Editorial Gedisa, S.A. 2001 (orgi. 1985), Barcelona - España.
o Ware C. “Jimmy Corrigan, The Smartest Kid on Herat” Planeta DeAgostini, 2000 España.
2_Ibid.
3_Foucualt Michel, “Les mots et les choes, une archéologie des sciences humaines“, Edición Gallimard, 1966. Paris, Francia, p. 26.
4_Martorell Antonio, “El Libro Dibujado, el Dibujo Librado”, Ediciones. Envergadura, 1995. Cayey - New York Puerto Rico.
5_Perec Georges. “Species of Space and Other Pieces” Pinguin Books, 1997 (orgi. 1974), England, p. 147.
6_Ibid. p. 147.
7_González Beatriz. “Artista en tiempos de guerra: Peregrino Rivera Arce, Recuerdos de Campaña” Museo Nacional de Colombia, Editora Arco, 2002, Bogota, Colombia. Álbum que recoge los testimonios gráficos de la dureza de “la guerra de los mil días” 1900.
8_Gómez Molina Juan José. “Los Nombres del Dibujo” Ediciones Cátedra, España 2005, p. 21.
BIBLIOGRAFÍA:
o Bellos David, “Georges Perec, A Life in Words”. Harvill, 1993, Great Britain.
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o Gómez Molina Juan José. “El Manual de Dibujo” Ediciones Cátedra, España 2001.
o González Beatriz. “Artista en tiempos de guerra: Peregrino Rivera Arce, Recuerdos de Campaña” Museo Nacional de Colombia, Editora Arco, 2002, Bogota, Colombia.
o Martorell Antonio, “El Libro Dibujado, el Dibujo Librado”. Ediciones Envergadura, 1995. Cayey - New York Puerto Rico.
o Morisot Auguste. “Un pintor en el Orinoco 1886 – 1887”. Editorial Planeta, 2002 Colombia.
o Perec Georges. “Species of Space and Other Pieces”. Pinguin Books, 1997 (orgi. 1974), England.
o Perec Georges. “Pensar Clasifiar”. Editorial Gedisa, S.A. 2001 (orgi. 1985), Barcelona - España.
o Ware C. “Jimmy Corrigan, The Smartest Kid on Herat” Planeta DeAgostini, 2000 España.